Era un sábado normal

No hace mucho, me tocó ser testigo de cómo robaron al conductor de la unidad de transporte en la que me conducía. Fue un hecho, que a pesar de vivir en el país que me tocó y ser consciente de la situación actual de violencia en El Salvador, no dejó de hacer eco en mi cabeza.

Estoy acostumbrada a los buses, no cuento en mi familia con una automóvil, por lo que desde que empecé en esto de andar en la calle, ya sea por estudios o lo que sea, me ha tocado hacerlo en bus.
Pues bien, tengo casi 22 años, y en todo el tiempo que llevo viajando en buses, debo decir que no me ha tocado ser víctima de un asalto, ni había visto lo que hoy.

Era un sábado por la mañana, dirigíame a la universidad por la clase de la que tanto me quejo por ser a tan temprana hora (¡más en sábado!), todo parecía normal. Iba con mi amiga de siempre, y para no perder la costumbre: tarde.

Faltaban menos de 10 paradas para llegar a la universidad, cuando se subieron dos sujetos de aspecto sospechoso (debo admitir que centré mi atención en uno, el otro se me escapó y lo noté gracias a mi amiga).

Uno de ellos se subió por la parte de atrás del bus, noté que no pagó el pasaje y se sentó justo detrás del conductor (y a la par del otro sujeto), en ese momento hice una señal a mi amiga como diciéndole "son ladrones". Cabe mencionar que íbamos a dos asientos de ellos. A los segundos, ese que se subió por atrás hizo una pregunta al conductor como quien no sabe bien en qué bus se ha subido (Y ese es el único que pasa por ahí), el señor le contestó y siguió manejando.

Al llegar a la parada siguiente vi que el otro hombre puso una especie de navaja en el abdomen del conductor, lo único que podía pensar era que lo iban a matar, imaginé los titulares, me vi a mí con la mirada fija en el cuerpo del señor... Fueron a lo mejor 2 minutos, pero los sentí eternos.

Me sentía impotente, decepcionada, porque no podía hacer más que mirar a la ventana... me sentí cobarde, y no podía ser de otra manera.
Los hombres hicieron lo suyo, se bajaron y seguimos la ruta.

Llegué a la universidad, recibí mis clases, pero algo se sentía diferente.

Me decepcioné, para resumirlo: de todo.

Esa situación sólo vino a aumentar mis pensamientos de que ésto que vivo no tiene sentido.
¿Para qué estudiar si aquí no se ve futuro?
¿Para qué seguir sin vivir, con la idea de que en unos años valdrá la pena el sacrificio?
¿Y si no llegan esos años?
¿Y si morimos mañana?

Yo sé, eso que viví es algo de todos los días... eso es lo peor.


¿El qué?

No le ofrezco versos grandiosos, ni anécdotas maravillosas.
Aquí encontrará sangre hecha letras, lágrimas hechas letras, emociones hechas letras, opiniones hechas letras e incluso la nada hecha letras. Lo que leerá es real ( o al menos así cree mi cerebro)

¿Y quién?

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May
Mujer de 22 años, con (muchos)ataques de sinceridad. Una mujer que se desahoga cuando quiere y puede, escribo lo que siento, lo que me pasa, y en ocasiones lo que no sé si en realidad pasa. Divago la mayor parte del tiempo. Vivo llena de confusiones. Léame y hágase una opinión.
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